miércoles, 24 de octubre de 2012

Huelo, luego existo

En nuestra cultura occidental, hemos relegado el sentido del olfato al resto de sentidos. Sin embargo, en otras culturas, olfatearse forma parte de ritos afectivos y formas de crear vínculos. Y, realmente, aunque no lo pensemos, el sentido del olfato es un importante signo para nosotros, puesto que si nos pusieran una venda en los ojos que nos impidiera reconocer a alguien por sus rasgos físicos, este sentido sería el encargado de dibujar en nuestras mentes aquello que creemos que se relaciona con dicho olor.

El olor nos permite gustar, atraer, pero también repeler y repudiar a los que nos rodean. Como ya he dicho, en nuestra cultura occidental sentimos cierto reparo hacia aquellas personas que no huelen bien, sin pensar que eso forma parte del ADN de cada persona, y que nosotros mismos también poseemos el nuestro: el ADN olfativo.

El sentido del olfato puede dirigirse hacia diferentes vertientes:
  • Sentido de los recuerdos: relacionar olores con personas, momentos…
  • Marketing olfativo: venta de productos químicos para cambiar nuestro olor. ANUNCIOS DE PERFUMES. 
  • Indicio de…: sin decirlo verbalmente, el olor permite hacernos saber dónde ha estado una persona o qué ha estado haciendo (hueles a tabaco, has fumado)

Centrándonos en nuestro incesante deseo de modificar nuestro propio ADN olfativo mediante diversos perfumes y productos, hemos de distinguir entre cuestiones de higiene (geles de ducha, desodorantes) y esa obsesión de estar perfumados a todas horas, y oler a otra cosa que no somos nosotros. Sin embargo, perfumándonos estamos diciendo CÓMO somos, al elegir una determinada colonia y no otra.

A la hora de perfumarnos, son diversos los FACTORES que influyen: edad, puesto que no es lo mismo cómo huele un bebé y cómo huele un adulto, hay colonias destinadas a un tipo de público en concreto; sexo, ya no son solo los tipos de perfume, sino también la FORMA de ponérnoslos (los hombres se echan colonia en general, las mujeres en el cuello y las muñecas). También la publicidad de perfumes masculinos y femeninos es muy diferente, incluso puede llegar a ser sexista; clase social; contexto, pues no nos perfumamos igual para ir a clase a diario que para salir de fiesta; profesión, ya que no todos en los ámbitos es pertinente perfumarse (médicos, gente que está en contacto con alimentos, etc. VS. azafatas, vendedores…).

También el sentido olfativo, como el resto de los sentidos, se corresponde con las diferentes funciones del lenguaje:
  • Expresiva: nuestro olor corporal varía en función de nuestro estado de ánimo. 
  • Conativa: según nuestro olor, conseguimos diferentes cosas de los demás. Esto lleva a cierta discriminación: las pieles oscuras desprenden un olor más fuerte, y solo por ello las rechazamos.
  • Referencial: memoria olfativa, un olor nos traslada a un momento y un lugar.
  • Fática: llamada de atención para ser escuchados, pues no prestamos la misma atención si alguien huele bien o huele mal.
OLOR PERSONAL = olor corporal + perfumes y sustancias
Nuestro olor nos individualiza, nos hace ser únicos. La pregunta es: ¿realmente es necesario tanto producto en nuestro cuerpo para cambiar nuestro propio olor? ¿Por qué no dejamos que sea la propia naturaleza la que hable por nosotros, y no un frasco de cristal? Además, ¿pensáis que nos dejamos llevar por una marca o un anuncio a la hora de elegir cómo queremos oler, o realmente escogemos aquel que se corresponde con nuestros gustos olfativos?






3 comentarios:

  1. Quería comentar que,en cuanto a la obsesión por los olores artificiales de los que la gente abusa a menudo, en mi opinión,utilizar un buen perfume acorde con nuestro ph para determinadas ocasiones o desodorante todos los días es lo perfecto, pero debemos tener en cuenta que abusar de estos productos es renunciar a nuestro olor personal, cuando el olor natural de una piel limpia puede ser mucho más atractivo que el del mejor perfume.

    Conchita Álvarez

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  2. Pues sí, yo pienso lo mismo.
    Personalmente, ni para salir de fiesta me pongo perfume. En realidad, lo único que tengo que puede cambiar un poco mi olor corporal es el gel de ducha.
    Creo que es porque los olores artificiales siempre me molestan mucho, no sé.
    Es más, en mi casa tenemos al pie de la escalera un ambientador de cera (como los de las velas, vamos) y, cada vez que se gasta y mi madre compra uno nuevo no puedo con ello, tengo que subir las escaleras tapándome la nariz.
    Suena muy exagerado, en serio, y pensaréis: "eso es del ambientador, que es muy fuerte", pero he preguntado a mis familiares y no notan nada... así que la rara seré yo xD

    Naturalidad xD

    -Ana María Ros Benet.

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  3. Quería compartir con vosotros un dato que me pareció muy curioso. Hace algún tiempo vi un documental que hablaba sobre al atracción y la seducción. En él hacían varios experimentos relacionados con el olor corporal. En uno de ellos entregaban dos camisetas a varías mujeres para que las olieran: una de ellas había sido lavada recientemente, la otra estaba usada. La mayoría de las chicas decían que les gustaba más el olor y que les atraía más la que conservaba el olor personal, sin que ellas supieran qué diferenciaba una camiseta de la otra. Supongo que ello está muy relacionado con las hormonas que desprendemos con el sudor y que sin darnos cuenta "tapamos" con el perfume. Evidentemente la higiene personal es muy importante y se aprecia que alguien "huela a limpio", pero deberíamos perderle un poco el miedo al olor que cada uno tiene.
    Estoy muy de acuerdo con Ana, por ejemplo: muchos de los ambientadores que ponen en las tiendas de ropa (que se supone forman parte del "márketing olfativo") a mí me repelen. También conozco a mucha otra gente que huye de los olores muy fuertes
    María Cuquerella

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