Como bien nos han dicho nuestras compañeras Núria, Ana y Vera, lo primero que debemos hacer es diferenciar los términos ENSEÑANZA / EDUCACIÓN, ya que la enseñanza se refiere al conocimiento dentro de un ámbito académico y la educación es una enseñanza en valores con espíritu crítico. Ambas deben ir siempre de la mano ya que el mejor profesor no es el que crea alumnos sino además mejores personas.
La educación, como hemos comentado, no ha sido siempre así, la reforma pedagógica de carácter activo surgió en el siglo XX y las bases que se plantean en esta educación activa son las ideas de actividad e interés de vitalidad, espontaneidad, libertad, autonomía, individualidad, colectividad (el hombre es gracias a
otros), idea de globalización (educar mediante valores culturales, sociales e
individuales).
Las diferencias entre la enseñanza tradicional y la actual son notables. En primer lugar difieren en la concepción de educación: antes se buscaba una opinión generalizada válida para todos, no querían cerebros pensantes ni espíritu crítico, pensar incomodaba, por lo que únicamente buscaban hombres preocupados primero por Dios y después por la patria.
Otro de los cambios ha sido la figura del profesor, antes el profesor era un líder autoritario, la educación era una forma más de dominación, este profesor infundía autoridad, respeto, disciplina y dominación, los alumnos se limitaban a aceptar todo lo que decía y a memorizarlo.
Ahora, en cambio, la postura del profesor en la educación actual es de tolerancia, reflexión, comprensión y cercanía. Forma alumnos pero también ciudadanos que tienen valores, es una enseñanza no tan impositiva sino reflexiva. Podríamos comparar este profesor a un guía o tutor.
La siguiente evolución de la educación la podemos observar en las distintas formas de castigo. En la enseñanza tradicional encontramos castigos violentos o intentando ridiculizar al alumno que no hacían que éste aprendiera de ello. En cambio, ahora lo más habitual es llevar al niño o niña al rincón o a la sillita de pensar, de este modo se propicia la reflexión sobre lo que ha hecho, piensa en el motivo por el que está ahí.
También vemos que los propios libros cambian, antes existía un único libro con todas las materias y además unas pautas de comportamiento; ahora, los libros incorporan ilustraciones, colores para llamar la atención de los alumnos y conseguir así un mayor rendimiento. Hemos pasado de "la letra con sangre entra" a "la letra con diversión entra".
Otro punto que hemos tratado en clase es el de el papel de la mujer en la educación.
Antes una buena educación para la mujer consistía en hacerla una buena madre, esposa, cristiana y patriota, visión como vemos machista y misógina; actualmente esto está cambiando, niños y niñas estudian ahora las mismas materias y de igual forma, aunque es solo el principio de una constante lucha.
DEBATE:
¿Tenéis profesores del siglo XX en el siglo XXI? ¿Por qué creéis que se niegan a cambiar sus métodos de enseñanza?
¿Cómo aprendéis mejor, memorizando o reflexionando? He oído miles de veces el término VOMITAR lo estudiado en un examen, como todos sabemos se refiere a memorizarlo todo al dedillo para después del examen no acordarte de nada. En cambio, si reflexionas la memoria va sola. En mi caso, cuando era más pequeña solía pedirle a mi padre comentar el examen que tenía, es decir, si era un examen de historia, por ejemplo, hablaba con él sobre eso o me contaba experiencias y así cuando intentaba acordarme de algo del libro me salía enseguida.
Otro de los cambios ha sido la figura del profesor, antes el profesor era un líder autoritario, la educación era una forma más de dominación, este profesor infundía autoridad, respeto, disciplina y dominación, los alumnos se limitaban a aceptar todo lo que decía y a memorizarlo.
Ahora, en cambio, la postura del profesor en la educación actual es de tolerancia, reflexión, comprensión y cercanía. Forma alumnos pero también ciudadanos que tienen valores, es una enseñanza no tan impositiva sino reflexiva. Podríamos comparar este profesor a un guía o tutor.
La siguiente evolución de la educación la podemos observar en las distintas formas de castigo. En la enseñanza tradicional encontramos castigos violentos o intentando ridiculizar al alumno que no hacían que éste aprendiera de ello. En cambio, ahora lo más habitual es llevar al niño o niña al rincón o a la sillita de pensar, de este modo se propicia la reflexión sobre lo que ha hecho, piensa en el motivo por el que está ahí.
También vemos que los propios libros cambian, antes existía un único libro con todas las materias y además unas pautas de comportamiento; ahora, los libros incorporan ilustraciones, colores para llamar la atención de los alumnos y conseguir así un mayor rendimiento. Hemos pasado de "la letra con sangre entra" a "la letra con diversión entra".
Otro punto que hemos tratado en clase es el de el papel de la mujer en la educación.
Antes una buena educación para la mujer consistía en hacerla una buena madre, esposa, cristiana y patriota, visión como vemos machista y misógina; actualmente esto está cambiando, niños y niñas estudian ahora las mismas materias y de igual forma, aunque es solo el principio de una constante lucha.
DEBATE:
¿Tenéis profesores del siglo XX en el siglo XXI? ¿Por qué creéis que se niegan a cambiar sus métodos de enseñanza?
¿Cómo aprendéis mejor, memorizando o reflexionando? He oído miles de veces el término VOMITAR lo estudiado en un examen, como todos sabemos se refiere a memorizarlo todo al dedillo para después del examen no acordarte de nada. En cambio, si reflexionas la memoria va sola. En mi caso, cuando era más pequeña solía pedirle a mi padre comentar el examen que tenía, es decir, si era un examen de historia, por ejemplo, hablaba con él sobre eso o me contaba experiencias y así cuando intentaba acordarme de algo del libro me salía enseguida.
En mi caso, nunca he tenido profesores estrictos como los del siglo XX ni han mostrado un comportamiento parecido, que yo recuerde. De todas formas, si un profesor está acostumbrado a algo desde siempre, es difícil cambiar drásticamente su forma de dar la clase y acoplarse a los cambios ya que a lo mejor se encuentra en medio de ese tránsito en la educación.
ResponderEliminarYo solo me acuerdo de un profesor de música de primaria que tenía una vara de madera y cuando no hacíamos caso le daba a la pizarra; con la mala suerte de que un día se rompió y una astilla le dio a un compañero mío en la cara. Por fortuna no pasó nada grave, todo se quedó ahí y ya no volvió a utilizar la vara de madera, que yo sepa.
Por otro lado, he tenido profesores que me han "marcado" en mi vida pero de forma muy positiva porque me han enseñado lo que comentaban nuestras compañeras en clase: a ser una buena estudiante y alumna, y a ser una buena ciudadana con valores y principios. Por ejemplo, recuerdo una profesora de Lengua española en 2º de la ESO que me impresionó tanto en esa época que, de algún modo, me hizo querer la asignatura e ir a clase para disfrutar aprendiendo los conceptos nuevos. Desde entonces, creo recordar, que decidí estudiar la carrera que estoy estudiando, es decir, Filología Hispánica. Así pues, en mi opinión, un buen profesor te puede guiar en el camino de la vida ayudándote y aconsejándote, pero desde tus gustos y tus valores (no inculcártelos así porque sí y porque lo quiere él/ ella).
Respecto a la otra pregunta sobre memorizar y reflexionar, está claro que es mejor reflexionar sobre lo que estás estudiando para entenderlo y disfrutar de ello, pero todos hemos memorizado y lo hemos "vomitado" en un examen. A mí, cuando me gustaba una asignatura, me gustaba mucho contarles las cosas a mis padres o incluso comentarlo con mis amigos para que se me quedaran mejor los conceptos en la cabeza; sin embargo, si no me gustaba la asignatura, lo memorizaba y punto, sin complicaciones y sin detenerme en ningún concepto. Luego, claro está, al cabo del tiempo no te acuerdas de nada de lo que has estudiado el año anterior...
Yo ya comenté este tema en clase, pero lo que no comenté fue que también he tenido profesores con métodos de enseñanza "modernos" que han sido horribles, académicamente hablando.
ResponderEliminarLos mejores profesores que he tenido han estado en el punto medio, siempre. Son los que han sabido enseñar, crear debate, hacernos pensar y, sobre todo, hacernos disfrutar de las clases. He tenido, y estoy segura de que tendré, profesores malos, buenos y de esos que te marcan. Y, bajo mi punto de vista, los que te marcan no son los que utilizan los métodos más modernos, sino los que disfrutan enseñando, y tu lo notas.
El método es muy importante, sí; pero creo que lo es más el gusto por enseñar y las ganas de aprender. Ser profesor es una vocación que pocos docentes tiene, creo yo, y que determina muchísimo el aprendizaje de un niño.
Marta Orquín
Estoy con Marta, es muy importante que un profesor tenga vocación por lo que hace, que se ilusione viendo como sus alumnos aprenden y que tenga ganas de que aprendan más y más. De hecho, creo que cuando un docente pone todo su empeño en su trabajo después se ve recompensado.
ResponderEliminarEl momento en que un profesor ve a sus alumnos prestando atención, asintiendo como diciendo "lo entiendo", o simplemente sonriendo mientras explica, debe ser algo muy gratificante.
Los profesores también son personas y tienen sentimientos, y aunque muchas veces las caras felices de los alumnos ya hablen por sí solas, otras veces supongo que les gustaría oír directamente: "eres un buen profesor" o "gracias por haberme ayudado a aprender". Es por eso que hace 2 años, después del selectivo, decidí escribirle una carta a uno de mis profesores. En general, allí le expresé que gracias a él me había convertido en una mejor alumna y persona, que asistir a sus clases había sido todo un placer y que esperaba que sus futuros alumnos disfrutaran de sus enseñanzas tanto como yo.
Total, que llegó a decirme que leer esas palabras fue una de las mejores cosas que le habían pasado en el curso.
Por cosas como esta ya merece la pena ser docente. Y creo que un buen profesor no aspira solamente a llegar a las mentes de los alumnos, sino también a tocar su corazón.
Me acuerdo cuando estaba en el instituto con 13 años, había un profesor de matemática y siempre le estábamos vacilando porque se enfado muy fácilmente, y un día le hice un comentario que el necesito tomar un curso sobre el manejo de ira para controlar su temperamento. Se levanto de la silla, me cogió del cuello, me empujo hasta la pared y me grito en la cara unas palabrotas antes de dejarme tranquilo. 30 segundos después me dijo, perdóname, es que no sé que me pasa..
ResponderEliminarIgual lo merecía, pero profesores hoy en día no deberían portarse de tal manera.
Respecto a esto, opino que la relación profesor-alumno debe basarse, sobre todo, en el respeto mutuo y en la igualdad.
ResponderEliminarA mí, afortunadamente, nunca me ha pasado lo que ha comentado Kyle; pero sí que he sabido sobre casos de maltrato físico y/o psicológico en mi antiguo instituto, tanto de profesor a alumno, como viceversa. Entiendo que toda persona, en un mal momento, pueda sobrepasarse, pero lo que nunca podré entender es cómo permiten que un "docente" con un determinado desequilibrio mental y con tendencia a la violencia siga ejerciendo. Esto ha pasado y, hasta donde yo sé, sigue pasando en mi instituto y supongo que en otros muchos. Por otra parte, también he presenciado cómo una profesora ha salido día tras día llorando de la clase porque sus alumnos se burlaban de ella.
En mi opinión, estos comportamientos se podrían intentar evitar desde la escuela, realizando, por ejemplo, talleres donde se fomente el respeto, el compañerismo, la empatía y la tolerancia. Como comentamos, hay que empezar por abajo, y antes de aprender la materia en sí, deberíamos aprender a ser ciudadanos o, mejor dicho, personas.
Os quería comentar una experiencia que tuve relacionada con el tema de los castigos que estuvimos comentando.
ResponderEliminarCuando iba a segundo de primaria una compañera de clase cogió mi muñeca y la metió en su mochila (podría decir que la robó pero me suena muy fuerte para una niña de siete años). Yo sabía que había sido ella así que se lo comenté a la profesora. Pues bien, el "castigo" que le impuso a esta niña fue recibir su propia medicina, es decir, me dijo: ahora tú cógele algo que te guste y te lo quedas. Ni a mi con siete años me pareció lógico usar el ojo por ojo, por lo que le contesté: no yo no quiero quedarme nada suyo.
Lo que os quiero decir, es que muchas veces los profesores no son conscientes de lo que les están transmitiendo a los alumnos, esta profesora creo que no estaba muy capacitada para llevar la situación y erró enormemente al elegir el castigo, cuando la mejor opción habría sido que mi compañera se disculpara y que aprendiera que era algo que no debía haber hecho.
Ainoa Martínez.
Os quería comentar sobre la manera de aprender. Seguro que la manera de reflexionar es mejor que memorizar, pero parece que en muchas clases los estudiantes están memorizando la información. De mis experiencias, el papel del profesor y estudiante son igualmente importante en aprender.
ResponderEliminarSi hay un profesor que solo habla a la clase, y no permite que los estudiantes participan, los estudiantes solo va a memorizar. Eso es porque no están haciendo conexiones entre la información y su vida, o con las cosas que les rodeaban. Es importante que los estudiantes están muy activos en la clase, porque cuando están participando, ellos están tomado la información a un nivel más alta.
En el otro lado, los estudiantes tienen que querer tomar conexiones con la información. Si hay un estudiante que está sentado en la clase, y está mandando mensajes móviles a sus amigos o dibujando en su cuaderno, seguro que este estudiante no está escuchando. Es probable que este estudiante vaya estudiar todo la información de la clase en una manera de memorización, en vez que escuchando y aprendiendo poco a poco, haciendo reflexiones durante el proceso.
Quería compartir con vosotros una frase de Paulo Coelho que me dijo un día una profesora mía:
ResponderEliminarUn niño siempre puede enseñar tres cosas a un adulto: a ponerse contento sin motivo, a estar siempre ocupado con algo y a saber exigir con todas sus fuerzas aquello que desea.
El papel del docente en la educación es fundamental, pero creo que simplemente se trata de un intercambio. El profesor da y el niño recibe, pero a su vez el niño da y el profesor recibe. Creo que esto es lo bonito de la educación actual, que nunca llegas a aprender cosas solo, sino que siempre tienes a alguien, mejor o peor, que te acompaña.
Como decía nuestra presentación: Educar es contribuir a cambiar el mundo. El principal problema, hoy en día, es que el gobierno no cree en esa fuerza de cambiar el mundo mediante la educación, en el poder de la enseñanza, de las palabras, de los conocimientos, de lo que un niño y un profesor pueden llegar a hacer juntos. Luchemos por lo que queremos. Por una educación de todos, para todos y todas los que no creemos que es un estorbo aquella educación que nos hace pensar, pues, siempre han dicho que quien piensa siempre incomoda. Incomodemos.
El tema de la educación nos atañe personalmente porque ahora somos estudiantes y, tal vez, algún día seremos enseñantes. Pero es inevitable que pensemos en todos los años que llevamos estudiando y en cómo nos han influido los diferentes profesores que hemos tenido. Yo me acuerdo de muchos detalles que se me han quedado en la memoria (recuerdo hasta el tono de voz de muchos de ellos aunque haya pasado mucho tiempo), pero sé que cuando sea más mayor me quedaré con una serie de nombres y de caras desdibujadas de aquellos profesores que realmente me han enseñado a ser responsable, a pensar con libertad, a ser solidario, a ser curioso intelectualmente, a saber escuchar, a ser mejor persona. De ellos aprendí mucho. Pero también ahora sigo aprendiendo. Creo que profesores vocacionales siempre los ha habido, los hay y los habrá, afortunadamente,y que los alumnos siempre los distinguimos de los que no lo son. Cuando vemos a un profesor o profesora que sonríe con una gran satisfacción cuando ve que has respondido o preguntado lo que él o ella esperaba, ese o esa es vocacional. Y mientras haya profesores así seguirá habiendo buena enseñanza y buena educación.
EliminarMe gustaría matizar una cosa sobre el castigo de "la sillita de pensar". Nunca he estado de acuerdo con castigos físicos o que ridiculicen al alumno y nunca lo estaré.El castigo de irse a pensar creo que puede servir con un alumno que ya tenga cierta madurez, pero con un niño muy pequeño puede suponer un mensaje contradictorio: pensar por un mismo y reflexionar es algo bueno y totalmente deseable, si lo presentas con un castigo le estás dando una connotación negativa y puede que el alumno lo acabe aborreciendo. Por ello soy más partidaria del diálogo. Desde muy pequeña me han explicado lo que hecho mal y por qué lo he hecho mal y han permitido a que yo expresara mi opinión al respecto. Así mediante el diálogo puedes hacer que un niño o niña reflexione de igual manera sin caer en el error de presentarle el pensamiento como un castigo. De paso le enseñas que, como siempre se ha dicho "hablando se entiende a gente"
ResponderEliminarPor otra parte, quiero resaltar el hecho de que nunca se deja de aprender. Hace años empecé a ir a un grupo juvenil con el que aprendí muchísimo sobre valores humanos. Me gustó tanto que más adelante yo misma me he convertido en monitora para podre dar las generaciones posteriores lo mismo que yo recibí de mis monitores. Doy fe de que he aprendido lo mismo como educadora y que nunca he dejado de aprender.