Desde el primer aliento de vida, vamos tomando conciencia de las cosas
buenas que nos ofrece la vida, sin embargo, no nos paramos a pensar en lo que
hay después de esta. Aunque no debería ser así, lo vemos como un tema tabú, lo cual es una contradicción
pues el verdadero sentido de la vida es la muerte.
El hecho de asimilar esto con más
o menos naturalidad depende en gran medida de como nos hayan educado: todos en
algún momento nos hemos enfrentado a este tipo de situaciones, y muchas veces
los adultos no saben muy bien como comunicárselas a los niños.
Quizás lo que ocurre es que no nos gusta hablar de ello, sobre todo a
los jóvenes, porque creemos que es algo que no va con nosotros y no nos
incumbe. Y despertamos de esta mentira cuando nos vemos involucrados en la
muerte de un allegado.
Como decíamos hay que hablar del tema con delicadeza pero haciéndolo con
una entera normalidad. Para ello, se debe tener en cuenta la edad. En el caso de los niños pequeños es
adecuado que si reciben una mala noticia, como pueda ser la muerte de un ser
querido, lo hagan en el mejor contexto posible, y que al niño no se le aparte
de su rutina diaria, ya que esto puede desubicarle, hasta el punto, incluso de perjudicarle
con algún tipo de trauma.
La muerte de
alguien cercano es siempre un momento difícil por todo lo que significa. Si
para los adultos en ocasiones resulta incomprensible y no se logra asimilar del
todo ¿de qué manera podemos explicar la muerte a un niño?
Si la muerte se
produce por una enfermedad, y se sabe que tarde o temprano va a suceder,
podemos ir preparando al niño para cuando llegue el momento, ya que se le
puede explicar el proceso de una manera más suavizada, aunque en ningún caso se
les debe mentir ni esconder la realidad de lo que está pasando.
Además de la edad, otro factor que influye para afrontar el tema de la
muerte es la profesión, sobre todo
la de médico, que son quizás, los que con más frecuencia se enfrentan a estas
situaciones. Por este motivo, tienen que saber utilizar el lenguaje, tanto
verbal como no verbal. En el lenguaje no verbal es tan importante la posición,
los gestos, el tono…, como el intentar no dar explicaciones muy técnicas…
Pero hay muchos otros motivos que determinarán la asimilación más
“positiva” o “negativa”, como el contexto;
por ejemplo, en la docencia, un
profesor tendrá que hacer frente a esta circunstancia, de una muerte próxima a
un alumno; la diversidad de creencias
religiosas también será decisivo; unos asociarán la muerte a la fe, de modo
que será concebida como el paso a “otra vida”, otros, seguir algún otro rito
religioso, ateos…
Que la muerte sea un “tema tabú” nos
dificulta mucho más hablar abiertamente con todo el mundo, con familiares, con
los amigos, con los compañeros de trabajo… ¿Creéis
que sería más fácil si todo el mundo pudiera hablar sin tapujos de este tema?
¿Depende esto de la cultura?
Pongamos
por caso que un alumno nuestro ha sufrido la reciente pérdida de una amiga en
un accidente de coche. ¿Qué haríais ante esta situación? ¿Cómo trataríais al
alumno? ¿Qué le dirías?
Hace poco vi una película japonesa titulada "Despedidas", que trata justamente el tema de la muerte. Todos sabemos que la muerte es un tema tabú en occidente, pero ¿y en la cultura oriental?. En "Despedidas" podemos comprobar que en Japón también es un tema tabú hasta el punto de que se llega a marginar de la sociedad a todo aquel que se gana la vida a costa de los muertos.
ResponderEliminarResulta de lo más curioso ver el ritual ancestral del nokan, que consiste en amortajar el cadáver como si de una obra de teatro se tratara. Toda la familia del muerto se pone en frente y ve como un nokanshi (el practicante de dicho ritual) lava, maquilla y viste al fallecido, de un modo delicado sin que en ningún momento se vea el cuerpo desnudo del difunto ni tenga ninguna posición escabrosa, para no dañar la sensibilidad de los familiares.
Como crítica al rechazo de la sociedad hacia las personas que realizan estos oficios, la película nos muestra cómo el ritual del amortajamiento se puede convertir en todo un arte, que requiere la habilidad de verdaderos profesionales.
A estas alturas del curso un comentario en este blog tal vez no sirva para mucho, pero repasando el temario me he visto tentada a escribir algunas líneas acerca del tema. Nunca, NUNCA, se está preparado para la muerte de un ser querido, seas niño, seas adulto, sea fruto de un accidente, de una enfermedad... NUNCA vas a aceptar con naturalidad la falta de alguien que quieres, por mucho que intentemos banalizar el tema desde niños. Está muy bien hablar del tema desde la infancia, para familiarizar a los ciudadanos con la idea de la muerte, sin embargo, hay cosas en la vida que por mucho que las entiendas no quieres exteriorizar, aunque desde niño te hayan explicado que la gente se muere. Opino que cuando alguien muy cercano se va es inútil intentar entrometerse en el duelo de esa persona o que hable de su ser querido, puesto que lo que queda entre él y su ser querido, es algo íntimo que puede hacerle sentir más cerca de la persona fallecida y que puede resquebrajarse al hacerlo público.
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