Resulta curioso que en muchas ocasiones, cuando salimos a comprar nos venimos
con la sensación de haber hecho una mala compra… ¿A quién no le ha pasado?
Es precisamente por este motivo, por el que antes de hacer cualquier compra
deberíamos hacernos una serie de preguntas:
1ª/ ¿Por qué compro?
Muy fácil; por placer, para evadirme, por necesidad… No hace falta
decir que si solo compráramos única y exclusivamente por necesidad ¡qué mal les
iría a los centros comerciales! Y digo centros comerciales, porque como todos
sabemos, el consumo compulsivo se ha visto incrementado últimamente por la
conversión de estos en zonas de paseo.
2ª/ ¿Qué compro o qué necesito
comprar?
Por supuesto, qué bien le iría a nuestro bolsillo si cada vez que fuéramos
a comprar todos lleváramos una lista,
pues no compraríamos cosas que en muchas ocasiones son innecesarias.
3ª/ ¿Dónde?
Esta pregunta se responde más bien con ¿cuánto?,
es decir, cuánto dinero tenemos para gastar, que va a estar supeditado al poder adquisitivo del que dispongamos;
pero también va a depender del producto
que deseemos comprar, pues en función a esto nos dirigiremos a un tipo de tienda y/o de ofertas; o también compararemos
productos en base a la relación calidad-precio.
La representación de una tienda de ropa que se llevó a cabo en clase dejó
claros varios aspectos:
En primer lugar, la dependienta
siguió una serie de estrategias, de
las cuales podemos destacar las actitudes protocolarias que se deben mostrar
ante los clientes, como la amabilidad, la psicología mostrada para rebatir
objeciones del cliente… y de este modo
poder cumplir así sus objetivos.
Sin embargo, todos deberíamos estar “bien educados” y ser conscientes de
las estrategias utilizadas; por ello es conveniente que conozcamos una serie de
claves que utilizan los comercios:
Cuando vemos el cartel de la
entrada de una tienda, si nos fijamos en la tipografía, en la fuente,
el color, el tamaño… podremos saber qué tienda tenemos ante nuestros ojos. Pero
efectivamente, estos no son los únicos factores que nos lo indican, sino que la
iluminación, la colocación de la ropa por colores o por conjuntos en un escaparate,
y la ambientación según el contexto
serían cruciales para identificar dónde estamos comprando.
Otra técnica de marketing utilizada para atraer al cliente es haciendo que
se involucre o se sienta más identificado con la marca, por ello vemos que cada
vez se usan más fórmulas de marketing
olfativo; introduciendo olores en
las tiendas (hasta en las sucursales bancarias) que creen un vínculo sensorial
entre el cliente y la marca, algunos ejemplos los vemos en Zara Home que huele
a jazmín blanco o a vainilla, en blanco, también avainillado…
Esa canción discotequera de fondo mientras compramos, también va unida a la
tipología de producto; pues el ritmo más o menos acelerado nos empapa hasta
hacernos “mover al compás de la música” que sonará al unísono de las ventas. En
contraste con esto, el sentido del tacto
nos permitirá, y me atrevería a decir que muchas veces determinará la compra final de un producto.
Nos ha quedado claro que son numerosas las técnicas utilizadas en las
tiendas de ropa, sin embargo; los supermercados evidentemente también las
tienen, y algunas de ellas están al alcance de nuestros ojos; en las estanterías, nos ponen a la altura
visual los productos que tienen mayor margen de beneficio, en los pasillos, que son largos para que
tengas que recorrerlo todo, para que veas y compres más… pero también nos
incitan a comprar las ofertas que escuchamos por megafonía, o detalles tan
simples (al menos en apariencia) como las degustaciones, las muestras que nos
regalan en la sección de perfumería (en el caso del que el supermercado
disponga de ella)…
Pero ya no son tanto esas técnicas
multisensoriales que se emplean para atraer al cliente las que tienen un
papel determinante a la hora de efectuar una compra, que también, sino factores como el sexo, la edad o la clase social. En está ultima se
incluirá a un tipo de gente u otra dependiendo del nivel adquisitivo, pues
seguramente cada una se dirigirá a una tienda distinta, y por consiguiente, adquirir
productos más o menos caros. Y es precisamente aquí donde nos paramos a pensar,
y nos hacemos varias preguntas: que los
productos sean más caros, ¿es un hecho justificable con el pretexto de que este
sea de mayor calidad? ¿qué es realmente lo que encarece el producto? ¿Habéis
comprado alguna vez marcas blancas y marcas “de calidad” de un alimento? ¿Notáis
diferencia? ¿Creéis que nos dejamos engañar demasiado por la publicidad?
Hemos visto que las funciones de comprar (centrándonos principalmente en el
sector textil) son muchas y muy diversas, ¿pensáis
que la mayoría de los motivos que os mueven a comprar son siempre o casi
siempre diferentes al de necesidad? ¿A qué creéis que se debe este hecho? Como es de esperar en una nueva sociedad de
consumo hace falta un tipo de consumismo diferente, en este saco, podríamos
incluir la venta on-line, la venta por catálogo… ¿Qué me podéis decir al respecto?
¿Es una alternativa viable? Según todo lo que hemos dicho anteriormente, ¿es el
consumo responsable una meta fácil de alcanzar para esta sociedad consumista?
Queramos o no estamos ante un sistema consumista totalmente y es posible que reduzcamos nuestro nivel de consumismo (o consumo), pero no podemos desentendernos de él ni rechazarlo porque es nuestro día a día.
ResponderEliminarAdemás de esto, también quería comentar que el marketing de cada comercio, es decir, la organización de los productos, los colores, etc. es cierto que incita a comprar y gastar más, incluso productos que ni siquiera tenías en mente, además nos dejamos engañar mucho por la publicidad, que nos hace creer que un producto de marca reconocida equivale a calidad, cuando lo que realmente estás pagando es la marca, ser de marca blanca no significa comida vomitiva o ropa que se rompe al segundo día de ponértela. En el caso de la ropa, por ejemplo,hay que saber escoger la calidad sabiendo ver tus necesidades y también tu comodidad, no depender de patrones o pagar animaladas por un icono reconocido, aunque en la mayoría de casos la ropa de marca resulta ser de calidad, pero también lo puede ser la que no lo es, pero la pregunta a todo esto es cómo hacerlo, como saber escoger y fijarte en todas estas cosas teniendo la publicidad, el marketing y todo esto rodeándonos constantemente.
Andrés Giner
En clase, el profesor lanzó una pregunta: "¿Cómo educar a mis alumnos al comprar?". Respecto a esa pregunta, quería comentaros lo que se hacía en mi colegio, ya que este tema creo que no salió en clase. Durante los días de Navidad, se ponía a la hora del patio una tienda de comercio justo y además se pasaban vídeos y charlas sobre el verdadero abuso de las grandes multinacionales en los países del tercer mundo. De este modo, aunque realmente continuábamos comprando lo mismo, estábamos concienciados de ello.
ResponderEliminarAdemás, el curso pasado hice un cursillo de Animador Juvenil y en uno de sus temas también se trataba el comercio justo como una actividad productiva y eficaz para concienciar a los jóvenes.
Está claro que son productos un poco más caros y que hay pocas tiendas que los comercialicen, pero realmente te hace sentirte bien contigo mismo sabiendo que el producto que te llevas a tu casa ha sido justo en toda su cadena de producción y comercialización.
Marta Alcácer
¿Hasta qué punto somos culpables los consumidores?
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=nafw-Bnm3FY
Os invito a que visiteis mercados de cambio o trueque como el que se hace en mi antiguo barrio Algirós todos los Miércoles, allí no solo se intercambian objetos, también comida. Por ejemplo puedes cambiar un kilo de patatas de tu huerta por dos docenas de huevos.
ResponderEliminarTambién existen muchas tiendas de comercio justo y de segunda mano por el carmen, también os invito a conocerlas.
Respecto a la pregunta sobre marca blanca, un ejemplo en mi caso es que me niego a consumir productos de Nestle por su política en países tercermundistas (aunque no me guste ese término) probad el chocolate Hacendado, es igual!!! o el tomate frito marca consum, el mejor tomate frito que he probado.
Por cierto, esta claro que no se puede ser NO CONSUMISTA tal y absolutamente en una sociedad capitalista pero se puede ser infimamente consumista o consumista de esa clase de productos justos o de bajo coste, a eso yo lo considero ser no consumista.
Leticia, mi interesante tu vídeo.
Andrea Arnau
Respecto a la pregunta de si se nota o no la diferencia entre prdouctos de marca internacional o productos de marca blanca quiero decir que esto depende del producto que tengamos delante. Por ejemplo, entre el tomate frito Solis o el tomate frito Hacendado yo, al menos, no veo la diferencia, pero si que veo diferencia entre cómo me deja los platos el lavavajillas si gasto pastillas Bosque verde a si gasto pastillas de la marca Somat. Los siento pero es así. Aun con todo esto quiero decir que la gran mayoria de veces merece mucho más la pena el producto de marca blanca.
ResponderEliminarSara Higueras