La muerte es un tema que, queramos o no, está muy
presente en nuestras vidas y tenemos que saber tratarlo. Y el saber tratar un
tema está muy relacionado con el lenguaje y, por tanto, con los medios de
comunicación, que son uno de los principales moldeadores de nuestras conciencias.
Los medios no
tratan de la misma manera una muerte individual que una colectiva:
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En cuanto a la individual, es de destacar el tema de
los SUICIDIOS: ya no se retransmiten porque se consideraba que el aparecer en
la pantalla incitaba a la imitación. Otro aspecto significativo es la
consideración de la muerte como algo simbólico: a determinadas personas
se les diviniza tras su muerte (por ejemplo el Papa Juan Pablo II o Teresa de
Calcuta), se utilizan como distintivo de un colectivo (la máscara del grupo
actual Anonymous tras la muerte de
Guy Fawkes) o como ejemplo (John Lennon es símbolo del movimiento hippie).
·
La muerte colectiva,
sin embargo, interesa más a los medios puesto que moviliza a las masas. Y aquí
es donde surge el punto de fricción: ¿realmente
se pretende transmitir objetivamente un hecho con una finalidad meramente
informativa, o simplemente llamar la atención sobre el receptor para ganar así
más audiencia? Hemos observado
que hay una gran diferencia entre los diferentes periódicos en relación con la
noticia del Madrid Arena.
Pero no solo son los medios de
comunicación los encargados de transmitir esta información. También nosotros,
en un futuro como docentes,
tendremos el papel de tratar este tema en alguna ocasión. Y puesto que lo
trataremos con niños, hay que saber cómo hacerlo, aparte de con mucho tacto:
En primer lugar, tenemos que tener claros que esa furia que
puedan manifestar en un primer momento, esconde una gran tristeza. Y que no es
malo demostrar que estar triste, sino todo lo contrario: llorar es bueno, ayuda
a desahogarse y estás pidiendo que alguien te ayude. Sin embargo, con la furia,
solo vas a conseguir más negatividad, no es la forma correcta de canalizar el
sentimiento de tristeza ante una muerte.
Por otra parte, para que la muerte no sea un tema tabú con
los niños ni le tengan miedo, hay que hacerles ver que queramos o no, llegará
el día en que eso pase. Pero, hasta entonces, hemos de disfrutar la vida porque es un bonito regalo que nos ha sido
concedido para disfrutarlo y vivirlo con alegría y energía. Esto podemos
hacerlo mediante CANCIONES (Hakuna Matata: vive y sé feliz), CUENTOS (sobre la muerte…), etc.
En resumen: a pesar de esta mentalidad del “carpe diem”, la
muerte es algo impactante, por lo que ha de tratarse con un lenguaje cuidado y
coherente. La influencia que los medios de comunicación ejercen sobre nosotros
han de tenerla en cuenta ellos mismos y, por tanto, ser cuidadosos a la hora de
transmitir esta información. También los docentes, sobre todo con los más
pequeños (aunque ya hemos oído en clase que algunos actúan de forma más madura
que los adultos).
PREGUNTAS:
1.
¿Qué
os parece el sensacionalismo periodístico? ¿Priorizan el ganar dinero y la
audiencia frente a la información objetiva a la que se deberías limitar?
2. ¿Creéis
que esta idea de VIVIR LA VIDA puede evolucionar en que los jóvenes no le
tengan el más mínimo miedo a la muerte? Como se ha dicho en clase, van
sin casco en una moto, por ejemplo, porque quizás pensamos que “a nosotros no
nos va a pasar nada”…
3.
Tema de los suicidios: ¿por qué no pueden tener un final digno como cualquier otra persona
que haya fallecido?
Opino que lo de vivir la vida está muy bien, pero para mí, vivir la vida no sigifica arriesgarla.
ResponderEliminarPuedes pasarlo bien sin quitarte el casco, o sin beber hasta llegar al coma etílico, o sin saltar del pico más alto de la montaña.
Creo que es muy diferente no tener miedo a la muerte a no apreciar y cuidar tu vida. De hecho, mi madre, hace unos años, estuvo a punto de morir, y me cuenta que estaba tranquila y que "era como estar por las nubes". Desde ese momento, dice que si la muerte se siente así, ya no tiene miedo a morir. No obstante, mi madre nunca sería capaz de poner su vida en peligro.
Por lo tanto, creo que las personas que se exponen a un riesgo, no es que no tengan miedo a la muerte, es que no cuidan su vida.
Muchas veces he oído a gente decir: "eso a mí no me va a pasar". Pero no piensan que al que le pasó tampoco pensó que le podía pasar.
Hay que aprender a querer lo que somos y tenemos, y hemos de disfrutar la vida, pero sin llegar al extremo.
En un anuncio de Campofrío decían algo así como: " Hay dos maneras de tomarse la vida. Puedes vivirla lamentándote de todo lo que te falta, quejándote por el sentido que la vida no te dio, o aprovechando al máximo lo que tienes. Yo estoy absolutamente de acuerdo.
ResponderEliminarA mí la vida me ha enseñado a vivir día a día. A no planear el mañana y a que cada día es único y hay que valorarlo. Soy de las que promueven el " Carpe Diem", sí. De repente, alguien se va de tu lado y solo piensas en todo aquello que no le diste o aquello que no le dijiste.
Para cualquier persona es muy difícil perder a alguien, profesor o alumno. Creo que nos da miedo hablar de la muerte, o más bien, no tenemos miedo de la muerte, sino de aquello que la muerte nos puede quitar, el miedo a quedarnos solos o sin alguien a quien queremos mucho. Y quizás así, lo único que hacemos es no disfrutar y perder el tiempo.
A mí siempre me han dicho que nosotros tenemos que vivir por todos aquellos que ya no pueden hacerlo. Así que, me lo voy a tomar al pie de la letra, nos queda MUCHO por vivir.
ANA AÑÓN BONASTRE