martes, 13 de noviembre de 2012

El lenguaje preverbal

“Todo tiene un principio”. Y como todo, también el lenguaje de una persona. Este tiene su inicio durante la estancia en el útero materno, pues, aunque no lo creamos, el feto se comunica con nosotros y nosotros con él.


Lenguaje verbal
Al conocer la noticia sobre un embarazo, tradicionalmente se ha dicho “enhorabuena”, porque se supone que un bebé supone alegría. Sin embargo, en la actualidad, y debido a la situación económica y otros factores, hay veces que podríamos decir un “enhoramala”, pues la llegada de dicho bebé no nos es muy propicia en ese momento. Otra fórmula asociada al embarazo es la dicha por los padres “Solo quiero que venga con salud”, pues es lo más importante para un hijo. Por otra parte, conocemos muchas supersticiones ligadas a este momento: si la barriga está puntiaguda se dice que será niño, saldrá con salud si se dan 9 vueltas a la catedral de Valencia, si la madre está más “feucha”  se preverá una niña… Y por último, en cuanto al lenguaje verbal, también encontramos las “conversaciones” con el feto: le hablamos directamente, para que se acostumbre a nuestra voz.

Lenguaje no verbal
Auditivo: al bebé le tranquiliza la voz grave del hombre y siente atracción hacia la gravedad de la voz materna; también se dice que los bebés en el útero viven al compás del corazón de su madre; se les suele poner música clásica para que tengan una evolución tranquila…
Gustativo: el feto se nutre de lo que come la madre, por eso se aconseja evitar ayunos, una dieta equilibrada, no fumar ni ingerir alcohol y tomar alimentos ricos en hierro. Además, al lenguaje gustativo están ligados los antojos (de los que se dice que, si no son cumplidos, el bebé nacerá con una mancha en alguna parte de su cuerpo).
Olfativo: el feto huele lo mismo que huele la madre, esto se debe a que los olores le llegan a través del líquido amniótico.
Visual: el feto abre los ojos alrededor del séptimo mes. Además, el útero no es totalmente oscuro, por lo que el bebé ya ha visto algo de luz antes de nacer.
Táctil: el bebé toca, se va adaptando al útero. En este sentido encontramos las famosas “pataditas”. También los padres y conocidos tienden a tocar la tripa, con intención de sentirse más próximos al bebé y que estos sientan el cariño. Por otra parte, tenemos las posturas de las embarazadas: tocan su tripa en señal de protección materna, no cruzan las piernas al sentarse y suelen dormir de lado.

Otros aspectos
-Los mellizos o gemelos tienen un vínculo que los une, desde antes de nacer, a lo largo de sus vidas. Muchos, con el lenguaje no verbal (una mirada, un gesto), son capaces de comunicarse o sentir el dolor del otro.
-Nombres: el asunto de los nombres es un tema muy discutido en el momento en el que se conoce la noticia.
- Clases de preparto: mediante una serie de pautas, la madre aprende a controlar su cuerpo para que el paso final del proceso salga correctamente.
- Habitaciones: también en este ámbito es el lenguaje no verbal el que nos permite, por ejemplo, adivinar el sexo del bebé viendo una simple habitación: se elegirá para la pared el color rosa si va a ser chica y el azul si se espera un chico.

De esta forma surgen varias preguntas:
¿CREÉIS QUE EN LA ACTUALIDAD SE LE DA DEMASIADA IMPORTANCIA A LO QUE COME UNA EMBARAZADA? Es decir, nuestros antepasados vivieron sanos y fuertes sin que durante el embarazo se les “prohibiera” comer carne roja o embutidos…
¿HASTA QUÉ PUNTO OS CREÉIS QUE LAS MANCHAS DE NACIMIENTO VIENEN PROVOCADAS POR ANTOJOS NO CUMPLIDOS? Quizás es solo una divertida explicación que se ha ido dando de generación en generación porque no se ha encontrado otra…

Y por último, ¿OS PARECE CORRECTO QUE SE ASOCIEN DETERMINADOS COLORES AL SEXO DEL BEBÉ? Puesto que es posible que esto vaya a condicionarlo en un futuro…

4 comentarios:

  1. Respecto a la última pregunta formulada, si me parece correcto que se asocien determinados colores al sexo del bebé, mi respuesta, claramente, es que no.
    Cuando un bebé nace no puede decirle a sus padres que un color o otro les gusta o no, y los padres han de elegir los colores por él o ella. Hasta ahí me parece bien. Pero no entiendo por qué esos colores siempre han de ser azul para los chicos y rosa para las chicas. ¿Y si a una chica le gusta el azul y a un chico el rosa? Personalmente yo escogería un color neutro, un verde, amarillo, naranja...hasta que el niño o niña determine sus gustos y puede elegir por sí solo.

    Cuando yo era pequeña, gracias a dios, mi madre nunca me pintó la habitación rosa ni me puso vestidos o camisetas de ese color. Y menos mal, porque creo que desde que aprendí a hablar me negué a ponerme nada de color rosa. Lo odiaba. Ahora no es un color que me encante, pero puedo llevarlo puesto. Curiosamente,mi habitación, de pequeña, era de color verde, y ese se convirtió en mi color preferido.
    Puede que, después de todo, si influyera el color de mis paredes.

    Ana Añón Bonastre

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  2. Lo de la pared se soluciona rápidamente: se pinta de un color blanco o beis, que además da más luz para que el niño o niña estudie y lea como toca en un futuro (y también para que espante a los monstruos de debajo de su cama [broma]).

    Sinceramente no entiendo lo de distinguir entre colores "de chico" y colores "de chica". A cada cual le gusta el que le gusta, y nadie tiene porque imponer un color u otro. Es totalmente sexista.

    Ana Sánchez

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  4. Estoy muy de acuerdo con los comentarios anteriores sobre los colores, y ya no solo en las habitaciones, cuando el bebé nace, muchos padres lo visten de rosa si es nena y de azul si es nene, tampoco estoy de acuerdo. De hecho, a mi hermana le inculcamos que no había que hacer distinciones de género en los colores pero aún así (creo que por influencia de otros niños en el colegio) hacía comentarios del tipo: "tú este juguete que es de chica, este juguete no que es de chico". Debemos suprimir este tipo de ideas a los niños desde pequeñitos.

    Ainoa Martínez

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